Hay momentos en la vida en que el silencio parece más seguro que la verdad. Cuando hemos sido perseguidos, humillados o ignorados, contar nuestra historia puede parecer innecesario, incluso peligroso. Muchos llegan a mí con esa duda en los ojos: ¿De verdad importa lo que viví? ¿Quién va a creerme?, además dicen que no tienen pruebas de eso, y piensan que al no tener pruebas su caso no es importante.
Cuando no hay papeles, hay vivencias
Mi respuesta, siempre, es sí. Tu historia importa. Importa más de lo que imaginas.
En el proceso de asilo, los formularios son importantes, sí. Las fechas, los documentos, las pruebas. Pero hay algo que ningún papel puede reemplazar: tu voz. Tu testimonio es el alma de tu caso. Es lo que transforma un expediente en una súplica legítima de protección. Es lo que le da sentido a cada página que se prepara.
Porque cuando no hay papeles, hay vivencias. Cuando no hay testigos oficiales, hay cicatrices emocionales, fotos, cartas, y comunidades que pueden hablar por ti.
Contar tu historia no es solo un requisito legal. Es un acto de valentía. Es decirle al sistema: yo existo, yo sufrí, y merezco ser escuchado.
Conclusión: Tu voz es evidencia: sin ella, el sistema no escucha
Así que si alguna vez pensaste que tu historia no importa, déjame decirte lo contrario: importa tanto, que puede ser la diferencia entre el rechazo y la protección. Entre el miedo y el refugio. Entre el pasado que te persigue y el futuro que mereces.
Tu historia no es pequeña. Es sagrada. Y aquí, tiene un lugar.
Aviso Legal: Este blog es solo con fines educativos. No constituye asesoría legal.
Disclaimer: This blog is for educational purposes only. It does not constitute legal advice.